I was reflecting last night on where the most useful ideas in my life have come from.

They come from books like “Writing Down the Bones.” Each time I pick it up, I am flooded with concepts of my own self, served on plates for the future of my own writing.

They come from speaking aloud in a creative voice with other people. They come just as much or perhaps more from the feedback that other people give me.

That’s right.

A lot of my most useful ideas don’t come from me, the me that wouldn’t have minded coming up with them. They frequently come from other people. They come from having left the door open. They come from the bugs that fly through the window of the conversation instead of smashing against the glass.

They come a lot from “first thoughts,” the thoughts unedited by my editing mind, the part of me that doesn’t want to get cast away from society, the part of me that wants to fit in. The sticky thoughts that didn’t make it through the dishwasher yet. The thoughts didn’t get edited out for lack of content or for being too raw. Those ideas.

Ideas come from the fact that other people are allowed to give me ideas and suggestions. They are welcomed. The door has a door stop on it, permanently propped open.

They come a great deal from one of my favorite sources, the actions of friends doing connectable work around you. The plates of information passed back and forth between friends at the meal of life. Hey, I read this book. I listened to this specific podcast. I took a vacation. I built an organization based on biomimicry then I didn’t pay myself enough then I rethought it, and now it’s a lot better. I believe that my lodge can be carbon negative. I believe that mototaxis don’t have to be so loud. My friend told me he is getting an electric scooter, and now I want one.

I fear most ideas often get missed because we don’t listen. It reminds me of the treasure box that I saw at the bottom of aquarium tanks when I was a kid. The bubbles push it up and the lid flies open.

And why not?

Let the bubbles push this treasure box of information open.

Anoche reflexionaba sobre el origen de las ideas más útiles de mi vida.

Vienen de libros como "Writing Down the Bones". Cada vez que lo cojo, me inundan conceptos de mi propio yo, servidos en platos para el futuro de mi propia escritura.

Vienen de hablar en voz alta con voz creativa con otras personas. Vienen tanto o quizá más de la retroalimentación que me dan otras personas.

Así es.

Muchas de mis ideas más útiles no vienen de mí, del yo al que no le habría importado ocurrírseme. Con frecuencia vienen de otras personas. Vienen de haber dejado la puerta abierta. Vienen de los bichos que vuelan por la ventana de la conversación en lugar de estrellarse contra el cristal.

Vienen mucho de los "primeros pensamientos", los pensamientos no editados por mi mente editora, la parte de mí que no quiere ser expulsada de la sociedad, la parte de mí que quiere encajar. Los pensamientos pegajosos que aún no han pasado por el lavavajillas. Los pensamientos que no se borraron por falta de contenido o por ser demasiado crudos. Esas ideas.

Las ideas vienen del hecho de que otras personas pueden darme ideas y sugerencias. Son bienvenidas. La puerta tiene un tope, permanentemente abierto.

Vienen en gran medida de una de mis fuentes favoritas, las acciones de los amigos que hacen trabajo conectable a tu alrededor. Los platos de información que se pasan de un lado a otro entre amigos en la comida de la vida. He leído este libro. He escuchado este podcast en concreto. Me tomé unas vacaciones. Construí una organización basada en la biomímesis luego no me pagué lo suficiente luego me lo replanteé, y ahora es mucho mejor. Creo que mi alojamiento puede ser carbono negativo. Creo que los mototaxis no tienen por qué ser tan ruidosos. Mi amigo me ha dicho que se va a comprar un moto eléctrico, y ahora yo quiero uno.

Me temo que la mayoría de las ideas suelen perderse porque no escuchamos. Me recuerda a la caja del tesoro que veía en el fondo de los acuarios cuando era niño. Las burbujas la empujan hacia arriba y la tapa se abre volando.

¿Y por qué no?

Deja que las burbujas abran esta caja del tesoro de la información.