My neighbors just rescued a tiny kitten from outside our front door.
The kitten, at 8 weeks old, is a exercise in living smallness.
She inserts her tiny body into unexplored places with tiny movements. Right now, she is falling asleep in the space between my lower back and the couch. The kitten fails at multitasking.
Her movements will hardly count to some yet are done by a kitten with extreme intention. These executed plans with paws reaching out to touch another object softly yet still in action.
She teaches me, as I write this, to notice the way pure joy can make you nearly fall off the couch and how existing still counts even in such a small and fresh way. I think that we forget about this kitten-ness of life at times. I think we forget that amist all the painfulness of a day and week, there is such joy that involves falling asleep in the hands of another while mid activity, so filled with bliss that we start to drool?
Did we forget?
Portrait by Liz Taza https://liztasa.wixsite.com/portafolioliztasa
Mis vecinas acaban de rescatar a una pequeña gatita de la puerta de nuestra casa.
La gatita, de 8 semanas, es un ejercicio de pequeñez viviente.
Introduce su diminuto cuerpo en lugares inexplorados con movimientos minúsculos. Ahora mismo, se está quedando dormida en el espacio entre mi espalda baja y el sofá. La gatita fracasa en la multitarea.
Sus movimientos apenas contarán para algunos y, sin embargo, son realizados por una gatita con extrema intención. Estos planes ejecutados con patas que se extienden para tocar otro objeto suavemente pero aún en acción.
Ella me enseña, mientras escribo esto, a notar la forma en que la alegría pura puede hacer que casi te caigas del sofá y cómo el hecho de existir sigue contando incluso de una forma tan pequeña y fresca. Creo que a veces nos olvidamos de este carácter de la gatita de la vida. Creo que nos olvidamos de que, entre todo lo doloroso de un día y de una semana, hay una alegría tan grande que consiste en dormirse en las manos de otro en plena actividad, tan llenos de dicha que empezamos a babear...
¿Nos olvidamos?