Each morning in the market, there are certain activities that take place.
Ladies and men who show up with huge amounts of food. Rice cooked with garlic and yucca and fried plantains. Things that fill you up.
There is chicken and pork and huge containers of passion fruit drink with red tops.
There are egg whites puffed with enormous springs in large metal bowls served in glasses with sugar and sometimes beer or soda poured over the top.
Humans continue to eat, continue to sleep, and continue to sell their food.
They keep raising their kids and working in the street each day. The cook, unlock doors, bathe, go outside, walk, and carry heavy bags.
We approach our beds each night.
Aside from the commentary on Twitter or Instagram or the election, humans continue doing what we do each day. And if we don´t, we are no longer here.
I´ve written before about how dailyness is lived.
In these days where some people dream of being elsewhere, many people don´t dream of being elsewhere. People are home and are at work.
The electric currents of life continue to buzz. And the normality from these fruits and vegetables nourishes us.
Seller in Pisac Market in the Sacred Valley
Todas las mañanas, en el mercado, tienen lugar ciertas actividades.
Señoras y hombres que aparecen con grandes cantidades de comida. Arroz cocido con ajo y yuca y plátanos fritos. Cosas que te llenan.
Hay pollo y cerdo y enormes recipientes de bebida de maracuyá con tapas rojas.
Hay claras de huevo hinchadas con enormes resortes en grandes cuencos de metal servidos en vasos con azúcar y, a veces, cerveza o refresco vertidos por encima.
Los humanos siguen comiendo, siguen durmiendo y siguen vendiendo su comida.
Siguen criando a sus hijos y trabajando en la calle cada día. Cocinan, abren puertas, se bañan, salen a la calle, caminan y cargan pesadas bolsas.
Nos acercamos a nuestras camas cada noche.
Al margen de los comentarios en Twitter o Instagram o de las elecciones, los humanos seguimos haciendo lo que hacemos cada día. Y si no lo hacemos, ya no estamos aquí.
Ya he escrito antes sobre cómo se vive la cotidianidad.
En estos días en los que algunos sueñan con estar en otro lugar, mucha gente no sueña con estar en otro lugar. La gente está en casa y está en el trabajo.
Las corrientes eléctricas de la vida siguen zumbando. Y la normalidad de estas frutas y verduras nos nutre.