There are royalties from our childhoods.
Inheritances. Things we didn´t realize were ours until we remeet them as adults. Restanding in the kitchen, reliving our grandparents. With their tidy and full refrigerators. Adults who had real lives, and we had very little infomration at the time. When we didn’t know the backstory, and we were kids sitting down in that place. We didn’t realize all the dynamics between spouses, between people who had been married for 50 years and lived in another era.
What we did experience, with directedness, was that there was a certain familiarity about it. A familiarity we couldn’t specifically name.
There is a way all of this made us feel, even now.
I appreciate the chances to remeet these royalties. To look at a birdbath or where they hang their keys, and consider how they walked out of our childhood to remeet us again as adults.
How do we the enter these houses now? How do we receive the royalties?
Kauffman Gardens in Kansas City
Hay derechos de autor de nuestra infancia.
Herencias. Cosas que no sabíamos que eran nuestras hasta que nos reencontramos con ellas de adultos. Reencontrarnos en una cocina, revivir a nuestros abuelos. Con sus refrigeradores ordenados y llenos, con adultos que tenían vidas reales y nosotras muy poca información. Cuando no conocíamos la historia de fondo, y éramos niños, sentados en ese lugar. No nos dábamos cuenta de toda la dinámica entre los cónyuges, entre personas que llevaban 50 años casadas y vivían en otra época.
Lo que sí experimentamos, con la dirección, fue que había una cierta familiaridad al respecto. Una familiaridad que no podíamos nombrar específicamente.
Hay una forma en que todo esto nos hizo sentir, incluso ahora.
Aprecio las posibilidades de reencontrarnos con estas realidades. Mirar una pila de pájaros o el lugar donde cuelgan las llaves, y considerar cómo salieron de nuestra infancia para reencontrarse con nosotros de nuevo como adultos.
¿Cómo entramos ahora en nuestras casas? ¿Cómo recibimos las regalías?