Enjoy the trip

Imagine that you are an organic thing, like a plant, growing.

How quickly do you move? How much richness does it move an inch or centimeter forward? A lot less fast than Instagram or your WhatsApp status updates. A lot less dopamine-inducing than social media, mercifully.

But what does growth even look like? Like how quickly do children grow?

We grow slowly, and it feels countercultural to lean into that.

I had a random moment the other day when I realized that I wasn’t supposed to move quickly. Plants don’t seem to worry about it either.

We are really meant to enjoy the trip, grow slowly, and be outside.

If I match my own pace of growth with the speed of growth that I see in nature and expect that all beautiful and important things have a different kind of speed, not the quick growth of a tumor, but the slow growth of a young plant, I can match my own fast-talking nature with a series of expectations that far better serve me.

Enjoying the kid’s trip

Imagina que eres una cosa orgánica, como una planta, que crece.

¿Con qué rapidez se mueve? ¿Con cuánta riqueza avanza un centímetro o una pulgada? Mucho menos rápido que Instagram o tus actualizaciones de estado de WhatsApp. Mucho menos inductor de dopamina que las redes sociales, por suerte.

Pero, ¿cómo es el crecimiento? ¿Cómo de rápido crecen los niños?

Nosotros crecemos despacio, y parece contracultural apoyarse en eso.

El otro día tuve un momento en el que me di cuenta de que se suponía que no debía moverme rápido. Las plantas tampoco parecen preocuparse por ello.

Se supone que debemos disfrutar del viaje, crecer despacio y estar al aire libre.

Si hago coincidir mi propio ritmo de crecimiento con la velocidad de crecimiento que veo en la naturaleza y espero que todas las cosas bellas e importantes tengan un tipo de velocidad diferente, no el crecimiento rápido de un tumor, sino el crecimiento lento de una planta joven, puedo hacer coincidir mi propia naturaleza acelerada con una serie de expectativas que me sirven mucho mejor.