Friend's Day

I am confident I could rewrite the entire history of my life based on friendship.

We pause and consider what really sustains us. Taking walks do, water and vegetables do.

Friendship also does.

It's probably the most underestimated form of love, as essential to our well-being as our beating hearts. We are people sitting next to you on the bench of life.

Frienship’s spindly web that connects us to each other. We find tiny spaces of shelter in the larger context of life, that child inside us who needs more love and attention this random Thursday. Someone to listen to how long our meeting lasted this morning and you didn’t know what really happened with your day.

Friendship is also a great home for more visibility and play too. I will explain to you how much I felt like a child eating my breakfast this morning. If we are too egocentric or boring, friends won't stay with us. If we are jerks or rude to others, we are held accountable. A lousy friend is a sign of things falling apart in life, a life too focused on one element instead of the other.

Friendship is the diverse house where we can meet people different than ourselves. People who love and appreciate our warmth and differences rather than a constant need for similarity. I love when I can't explain connection. The connection is just welcome to exit.

We can allow the warm water of friendship to be washed up on the shores of our lives, all the time. Friendship’s gentle nourishment can only be seen in the light of vulnerability from the emotional safety generated by knowing that here, in this space, we can be ourselves.

It also links into the great spiritual denominator: How much of a friend we are to ourselves? By doing becoming one, we accomplish one of the specific goals of philosophy... to enjoy our own company for longer.

Chacruna Lounge Bar in Iquitos

Estoy segura de que podría reescribir toda la historia de mi vida basándome en la amistad.

Nos detenemos a pensar qué es lo que realmente nos sostiene. Los paseos lo hacen, el agua y las verduras también.

La amistad también lo hace.

Es probablemente la forma de amor más infravalorada, tan esencial para nuestro bienestar como los latidos de nuestro corazón. Somos personas sentadas a tu lado en el banco de la vida.

La amistad es una telaraña que nos conecta a los demás. Encontramos pequeños espacios de cobijo en el contexto más amplio de la vida, esa niña dentro de nosotros que necesita más amor y atención este jueves cualquiera. Alguien que escuche lo mucho que ha durado nuestra reunión de esta mañana y que no sabe qué ha pasado realmente con su día.

La amistad es también un gran hogar para más visibilidad y juego también. Te explicaré lo mucho que me he sentido como una niña desayunando esta mañana. Si somos demasiado egocéntricos o aburridos, los amigos no se quedarán con nosotros. Si somos imbéciles o groseros con los demás, se nos exigen responsabilidades. Una amistad pésima es señal de que las cosas se están desmoronando en la vida, una vida demasiado centrada en un elemento en lugar de en el otro.

La amistad es la casa diversa donde podemos conocer a personas diferentes a nosotros. Personas que aman y aprecian nuestra calidez y nuestras diferencias en lugar de una necesidad constante de similitud. Me encanta cuando no puedo explicar la conexión. La conexión es simplemente bienvenida a salir.

Podemos permitir que el agua cálida de la amistad llegue a las orillas de nuestras vidas, todo el tiempo. El suave alimento de la amistad sólo puede verse a la luz de la vulnerabilidad desde la seguridad emocional que genera saber que aquí, en este espacio, podemos ser nosotros mismos.

También enlaza con el gran denominador espiritual: ¿Hasta qué punto somos amiges de nosotros mismos? Al hacerlo, cumplimos uno de los objetivos específicos de la filosofía... disfrutar de nuestra propia compañía durante más tiempo.