It’s easy to lose track if you are not counting.
In my recent black slivery knitting project, each step matters as my fingers are spiders creating something essential. Their movements form a spidery web. More in line with Halloween than Valentine’s Day.
I gaze down and what I want is the specific sensation of having made progress. That each day mattered, and I have something to show for it. I recommend knitting when you’re bored as it makes the boredom tangible. Making steps visual is a wonderful thing to do in the process. We stitch together our lives, our days, our moments. It’s intensely satisfying to pay attention when you see it making itself.
While knitting, I find myself pausing just as often to gaze at what I have created. Maybe it’s like astronauts gazing at the Earth from far away, a perspective brought after many steps and then distance revealing something not otherwise known. Maybe it’s what people feel like when they have made a person, holding a baby in their hands them yet not them.
Whatever it is, we made it. And we can revel in what it really looks like as it is made.
Es fácil perder la cuenta si no se cuenta.
En mi reciente proyecto de tejer a mano, cada paso es importante, ya que mis dedos son arañas que crean algo esencial. Sus movimientos forman una tela de araña. Más propio de Halloween que de San Valentín.
Miro hacia abajo y lo que quiero es la sensación concreta de haber progresado. De que cada día ha importado y tengo algo que mostrar. Recomiendo tejer cuando se está aburrido, ya que hace que el aburrimiento sea tangible. Visualizar los pasos es algo maravilloso. Cosemos nuestras vidas, nuestros días, nuestros momentos. Es intensamente satisfactorio prestar atención cuando ves cómo se hace.
Mientras tejo, me detengo con la misma frecuencia para contemplar lo que he creado. Tal vez sea como los astronautas que contemplan la Tierra desde lejos, una perspectiva adquirida tras muchos pasos y luego la distancia que revela algo desconocido. Tal vez sea lo que siente la gente cuando ha creado a una persona, cuando tiene en sus manos a un bebé que no es él.
Sea lo que sea, lo hemos hecho. Y podemos deleitarnos con su aspecto real mientras está hecho.