I was watching a little girl in a Plaza where I like to walk in the evenings. She was interacting with this odd turtle sculpture trashcan put there by the Rotary Club.
The little girl emptied all the trash from inside the sculpture and climbed inside. She then screamed for her friends from inside.
She put her arms inside each limb of the turtle.
She screamed to no one that she was then fully inside.
Her fellow friend conversed with her from inside. She pulled out two narrow sticks and poked them through from the inside creating turtle antennae.
She then got completely underneath the turtle then climbed on top of it.
I marveled at her unbridled and unselfconscious curiosity. Her active doing. Her lack of self-censorship. The fierce forces of play at work without interruption.
What happens when we remove the trash and go ahead and enter the turtle, from the inside then decide we will have a conversation from that frame of reference? What happens if we insist that others interact with us from this position?
It’s so unfussy. It’s so unpretentious.
It’s so creative and unproductive and original.
It’s pure play.
AND this play can be recovered inside ourselves if we can shed the conditioning of anyone who tells us that it was a trashcan.
Captured
Estaba observando a una niña en una plaza por la que me gusta pasear por las tardes. Estaba interactuando con una extraña escultura de una tortuga que había colocado el Rotary Club.
La niña vació toda la basura del interior de la escultura y se metió dentro. Luego gritó a sus amigos desde dentro.
Metió los brazos en cada extremidad de la tortuga.
No gritó a nadie que estuviera dentro.
Su amiga conversó con ella desde dentro. Sacó dos palos estrechos y los atravesó desde dentro creando antenas de tortuga.
Luego se metió completamente debajo de la tortuga y se subió encima.
Me maravilló su curiosidad desenfrenada y desinteresada. Su actividad. Su falta de autocensura. Las feroces fuerzas del juego trabajando sin interrupción.
¿Qué ocurre cuando quitamos la basura y entramos en la tortuga, desde dentro, y luego decidimos que vamos a mantener una conversación desde ese marco de referencia? ¿Qué ocurre si insistimos en que los demás interactúen con nosotros desde esa posición?
Es tan sencillo. Es tan poco pretencioso.
Es tan creativo, improductivo y original.
Es puro juego.
Y este juego puede recuperarse dentro de nosotros mismos si podemos despojarnos del condicionamiento de cualquiera que nos diga que era una papelera.