Last week during a rainy afternoon in Iquitos, I was amazed at how each raindrop contained its own complete tiny and perfect world, reflected inside itself. The tiny drips about to drip off my balcony next to the mango tree. Each world perfectly contained in there.
We are the same way.
Each little world of ours reflecting both the outside of it and inside from a different angle holding the unique contents of that specific situation, chemical composition, and place in the world.
Uniquely correct and present, at once, in a row and falling slowly.
We would love for our reality to be the only and uniquely correct reality. Something might feel easier. But that’s not the deck of cards.
These are the properties of us.
La semana pasada, durante una tarde lluviosa en Iquitos, me sorprendió cómo cada gota de lluvia contenía su propio mundo completo, diminuto y perfecto, reflejado en su interior. Las diminutas gotas a punto de gotear de mi balcón junto al árbol de mango. Cada mundo perfectamente contenido allí dentro.
Nosotros somos iguales.
Cada pequeño mundo nuestro reflejando tanto el exterior de él como el interior desde un ángulo diferente sosteniendo los contenidos únicos de esa situación específica, composición química y lugar en el mundo.
Únicamente correcto y presente, a la vez, en fila y cayendo lentamente.
Nos encantaría que nuestra realidad fuera la única y singularmente correcta. Algo podría parecer más fácil. Pero ésa no es la baraja.
Son nuestras propiedades.