True leaders don’t command - they demonstrate what better is.
They decide carefully knowing that each choice will be carried eternally, even when they are in their graves. They harness the social, the creative, and the physical to chart new paths.
Real leaders care more. They aren’t afraid to look in the mirror.
True leadership flows from calm- a force more powerful and rare than chaos. It comes from remembering and practicing what we already know.
Leaders understand that the possibility lives inside each moment, limitless. As my friend Scott Perry reminds me, “We don’t always get to choose the band. But we can choose how we dance.”
Thinking about leadership in Cerro Azul, south of Lima
Los verdaderos líderes no mandan - demuestran lo que es mejor.
Deciden cuidadosamente sabiendo que cada elección se llevará eternamente, incluso cuando estén en sus tumbas. Aprovechan lo social, lo creativo y lo físico para trazar nuevos caminos.
Los verdaderos líderes se preocupan más. No temen mirarse en el espejo.
El verdadero liderazgo surge de la calma, una fuerza más poderosa y rara que el caos. Surge de recordar y practicar lo que ya sabemos.
Los líderes entienden que la posibilidad vive dentro de cada momento, sin límites. Como me recuerda mi amigo Scott Perry: «No siempre podemos elegir la banda. Pero podemos elegir cómo bailamos».