Hidden Fruit

It’s like those secret pockets, and I’ve written about this before.

There are lots of little, less obvious, and easy things. Things that are joyful if we learn how to see them. Like seeing the piles of tiny pineapples in the markets in Iquitos. I have lived here for over 4 years, and this is the first year that I’ve truly seen them. They are all over, like small creatures looking to be adopted and for a way home.

I am not sure how I went so many years before without really noticing them. They were always there, anyway. So, I’ve been buying them with ferocity. In the past 3 weeks, I’ve nearly purchased them every day.

It’s an agreement to experience parts of reality that I routinely miss.

So, there is my kitchen counter. There are the smoothies that I have been making. There are all the fruits that are in my fridge. There is the fact that I started buying Maracuya when my friend Amber came to Iquitos and explained how hard it is to find in our hometown. Now I see it differently, and I have started buying it too.

I think about an Airbnb I stayed in years ago outside the Flint Hills that had pineapple decorations everywhere because pineapples mean fancy and luxury. I suppose there is a life in which you can systemically ignore things, the things that escape your awareness, and the experience of opening your attention to them. That they enter alongside the things you normally are aware of like, your computer or your phone.

What are the tiny pineapples still hidden ?

Buying more Marauya passion fruit

Es como esos bolsillos secretos, y ya he escrito sobre esto antes.

Hay muchas cosas pequeñas, menos obvias y fáciles. Cosas que son alegres si aprendemos a verlas. Como ver los montones de piñas diminutas en los mercados de Iquitos. Hace más de 4 años que vivo aquí y este es el primer año que las veo de verdad. Están por todas partes, como pequeñas criaturas buscando ser adoptadas y un camino a casa.

No sé cómo he podido pasar tantos años sin fijarme en ellos. De todos modos, siempre estaban ahí. Así que los he estado comprando con ferocidad. En las últimas 3 semanas, casi los he comprado todos los días.

Es un acuerdo para experimentar partes de la realidad que me pierdo habitualmente.

Así que ahí está la encimera de mi cocina. Ahí están los batidos que he estado haciendo. Ahí están todas las frutas que hay en mi nevera. Está el hecho de que empecé a comprar maracuyá cuando mi amiga Amber vino a Iquitos y me explicó lo difícil que es encontrarla en nuestra ciudad. Ahora lo veo de otra manera y también he empezado a comprarla.

Pienso en un Airbnb en el que me alojé hace años en las afueras de Flint Hills que tenía adornos de piñas por todas partes porque las piñas significan fantasía y lujo. Supongo que hay una vida en la que puedes ignorar sistemáticamente las cosas, las cosas que escapan a tu conciencia, y la experiencia de abrir tu atención a ellas. Que entren junto a las cosas de las que normalmente eres consciente como, por ejemplo, tu ordenador o tu teléfono.

¿ Cuáles son las pequeñas piñas que siguen escondidas ?